Hace unos días me explicaron una de esas historias que parece que sólo pasan en Estados Unidos... Resulta que una persona recibe en su correo la factura electrónica del teléfono de otra persona. Dado que en la factura aparece el teléfono asociado, después de varios meses recibiendo las facturas, esta persona decide llamar al número de teléfono. La pareja de la persona que aparece en la factura coge el teléfono. La persona que me explicaba la historia se identifica y dice que está recibiendo en su correo la factura del teléfono del marido de la señora con la que está hablando. Ésta, después de la sorpresa inicial, le agradece que se haya puesto en contacto con ellos para solucionar el problema de dirección correo errónea de la factura electrónica. Sin embargo, pasan los meses y la factura de teléfono sigue llegando a la dirección equivocada.
Harta de esta situación, la persona que me cuenta esta historia decide modificar la dirección de correo electrónico que consta en la factura. Para ello, se dirige a la página web de la empresa proveedora del servicio de telefonía. Para poder resetear la contraseña, necesita el número de teléfono y el NIF del titular. El número de teléfono figura en la factura. En cuanto al NIF, una rápida búsqueda por internet le devuelve un PDF donde consta el DNI -sin letra- del titular de la línea. Parece que esta información aparece en un PDF de algún tipo de entidad educativa. Pero lo importante es que consta el DNI. Aún así, todavía necesita la letra del NIF. Sin embargo, como yo mismo he podido comprobar al empezar a escribir esta entrada, puede conseguirse fácilmente en sitios como http://www.calcularletradni.com.
Una vez obtenido el NIF, sólo tiene que pulsar en el botón de "he olvidado mi contraseña" de la página web del proveedor de telefonía. En un instante, recibe el mensaje de solicitud de cambio de contraseña. Al pulsar sobre el enlace, accede a la página donde puede establecer una nueva contraseña.
Una vez cambiada la contraseña, accede a la web del proveedor de telefonía y cambia la dirección de correo electrónico por otra al azar, además de desactivar el envío de la factura electrónica.
La persona que me explicó esta historia es una buena persona y se limitó a cambiar su dirección de correo electrónica para evitar seguir recibiendo las facturas de otra persona que, pese haber sido notificada, decidió no cambiar la dirección de correo electrónico. El porqué esa persona activó un servicio con una dirección electrónica equivocada y, pese haber sido avisado -y no recibir la factura electrónica como él quería- siguió sin cambiar el email es algo que no entendemos ni la persona que me explicó la historia ni yo mismo. El caso es que con los datos de la factura y un par de búsquedas en internet esta persona pudo acceder a la web de su proveedor de telefonía y modificar sus datos. En particular, tuvo acceso a la cuenta bancaria asociada al contrato de telefonía.
Obviamente, en cuanto entran en juego los datos bancarios, todo el mundo entiende lo peligroso que es que "alguien" pueda acceder a ellos. Desconozco si, disponiendo del número de cuenta bancaria pueden hacerse compras por internet o similar, pero en cualquier caso, es una situación inquietante.
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